"Como un sauce al lado de vastas aguas". Ezequiel 17:5

martes, 19 de julio de 2011

Derechos y obligaciones

Como siempre, encontré muchas de las repuestas a las preguntas de la actualidad en los bares, porque en ellos se encuentran, y permítanme el tópico, la personas de a pie; las personas con las que puedes entablar una conversación, más o menos abierta, sobre cualquier tema. Me refiero a cualquier tema que trate sobre fútbol o política, entiéndase. Y en el día de ayer el tema era la editorial que firmaba el diario El País titulado Final de ciclo.
En mi querido bar La Legión, donde me reúno con mi tío con cierta frecuencia para tomar el aperitivo con el fin de solucionar el mundo, la pregunta de orden era la siguiente, supuesta y planteada por todos: ¡Coño! ¿y se dan cuenta ahora de cómo esta España?. Pues si caballeros, se dan cuenta ahora. O han ignorado con falacias y apoyos pueriles a este gobierno, hasta el momento en que se ha hecho irremediable el mantener los ojos cerrados, más si cabe con los últimos acontecimientos políticos de cambio de poder socialista, y el azote a sus colegas apoderados era necesario. Porque al fin y al cabo, españoles somos todos oiga, aunque a "Tales" les cuente afirmarlo.
Sobre los comentarios y conversaciones mientras tomaba la primera caña en mi bar de costumbre a mediodía, estaban muchas ideas de los tweets que esa misma mañana había reflejado en la red tras leer la editorial. Entre ellos la pésima situación en la que se encuentra España económicamente, abocada a la bancarrota, la brecha abierta de la división territorial y de identidad del país, por descontado el movimiento 15-M y el cambio de bastones de mando del gran ZP a sin duda su mejor sucesor, el Sr. Faisán, más conocido Alfredo P. Rubalcaba.
Sin embargo me sorprendió escuchar mientras leía el diario Marca (Todos tenemos nuestras debilidades) cuando entre conversación y conversación se coló la palabra moral, y a su vez la palabra principios, así como valores. Valores morales. Palabras y argumentos que para nada tienen "valor" útil para los actuales representantes de la maltrecha democracia que nos ampara a todos, aunque "Tales" no se den cuenta. Y es que a la vista de todos, aunque la prensa amiga de los"Tales" lo haya intentado negar o amortiguar, está la crisis económica profundizada en mayor medida por la dejadez del gobierno del talante zapaterista y el golpeo constante a la cordura económica, haciendo oídos sordos a toda Europa sumida en la crisis, mientras desde su atril de la Moncloa vitoreaba que no existía tal crisis. Repito que a la vista está lo sucedido y acaecido. Pero no tan a la vista está el daño coyuntural e irreparable en décadas que están generando a la sociedad con su política totalitarista del amiguismos, del busca voto fácil y de negociaciones turbias con terceros armados con bombas.
Pocos lo han comentado, y menos aún lo han publicado y mencionado abiertamente en los medios ¿el qué? el daño que se está haciendo a los principios de una sociedad, a los derechos y obligaciones que tenemos como ciudadanos. Si señores, derechos y también obligaciones. Pero parece ser a muchos solo les gusta los derechos, y se sientan en sus ministerios mientras varean y meten el dedo en la herida de las dos españas para fomentar más dolor, más odio y más división, con fin último de mantener sus garras clavadas al poder. Como ejemplo un botón, y  solo citándolo sus palabras se encuentra todo el daño y dolor que con ellas se ha querido hacer: Memoria Histórica.
Uno de esos pocos que sí han sacado el tema a la palestra y han hablado sobre el daño moral que se está haciendo a nuestra sociedad ha sido Carlos Dávila, director del diario La Gaceta, y que mientras escucha y conversaba con los tertulianos del bar La Legión, recordaba muchos de los comentarios y preguntas que le hicimos en una entrevista unos compañeros y servidor a principios de este año. Sobre la crisis moral y de valores a la que nos ha llevado el actual gobierno en casi 8 años de ineficacia en todos los campos, Dávila catalogaba en: Crisis institucional, que ha destrozado la justicia y los órganos de gobierno; Una crisis de confrontación política entre los sus partidos afines y los que no lo son; La citada crisis histórica, porque ha vuelto a dividir a los españoles en dos bandos; y una crisis social, ya que la gente esta invernando al no saber lo que está pasando y ocurriendo con el gobierno.  
Extraeré de la editorial "Final de ciclo" unas frases que resumen muy bien la intención de este artículo de opinión que ahora lee: "A la fecha nos encontramos con un país amenazado de ruina (atrapado en la vorágine de los mercados financieros desatada sobre Europa), sin perspectiva, con serios problemas de cohesión social y aun territorial, en el que cunde la desilusión entre los ciudadanos sin distinción de ideologías o de clase social".
Y me preguntarán en este momento ¿Y cuál es la solución? ¿La tienen usted? Pues no, no la tengo. Como creo que tampoco la tiene el Sr. Faisán. Sin embargo si me atrevería a decir que la solución pasa por un cambio, por el diálogo entre los partidos, por encauzar reformas futuras sobre nuestra ahogada política, economía y joven democracia. Y no pasa por jugar al juego de poder al que corretea el socialismo para aguantar cuanto más mejor en los sillones del congreso; y mucho menos por legitimar asambleas rudimentarias en la calle amparando ensuciar las calles para que los servicios de limpieza, pagados por todos, lo recojan más tarde o enfrentándose a los cuerpos de seguridad por hacer su papel al detener un delincuente.
El principio de la solución pasa por escuchar, tanto en los bares y en las calles. Escuchar lo que dicen los ciudadanos que tan importantes es en este juego, y no el deseo de ostentar poder sin importar el fin. Y para ello ZP a de dar su último servicio a nuestro país, escuchando a la sociedad y anticipar su voz con elecciones. Es decir, que cumpla con sus derechos, pero también con sus obligaciones.