Tema trabajo:
- Los medios de comunicación y la influencia de
las NTI en la expansión de la República
Popular China.
- Aproximación a la realidad China a través de sus
medios de comunicación y el trato de la información.
- Visión sociológica del presente y futuro de la
actual sociedad China, así como de la entera sociedad globalizada.
Palabras Clave:
República Popular China Xihuan
Revolución Cultural CCTV
Mao Tse-tung Semiosfera
Medios de comunicación Cultura
Conciencia social Movimientos
sociales
Economía dual Nuevo
entendimiento social
Censura informativa Redes sociales
INDICE:
- Introducción
– Pag.: 2 - 3
Parte I
La
vieja China – Pag.: 4 - 12
- Las
bases de la China actual: La China de la Revolución y el pensamiento Mao
Tse-tung – Pag.: 4 – 6
- Formar,
más que informar – Pag.: 7 – 12
- Prensa
escrita de formación social – Pag.: 8 – 9
- Consignas
y eslóganes: El periódico convertido en cartel – Pag.: 9 – 10
- Radio
y televisión – Pag.: 10 – 12
Parte II
La
nueva China, el despertar de un gigante dormido – Pag.: 13 – 19
- China, el dragón rojo “capitalista” - Pag.: 13
- la
China del siglo XXI y los tabús de información – Pag.: 14
- Xinhua,
agencia oficial de China al servicio de los ideales únicos – Pag.: 14 –
15
- CCTV:
La televisión China ¿Para todos? – Pag.: 15- 18
- El
Twitter chino, Weibo, como un carnet por puntos – Pag.: 18 - 19
Conclusiones
- Presente
y futuro de la República Popular China: El advenimiento de una nueva
sociedad – Pag.: 20 – 24
Bibliografía, webgrafía y citas –
Pag.: 25
Introducción
El mundo del siglo XXI como continuación acelerada de
las transformaciones y cambios iniciados
en la segunda mitad del siglo XX ha devenido en la llamada “Globalización”,
como realidad impuesta a las sociedades en general y a los ámbitos académicos
en el caso particular que vivimos.
Desde la perspectiva de los estudios de la “Teoría de
la Información”, así como la de otros campos relacionados con esta como “la
estructura de la comunicación” o la “Teoría de la Comunicación”, los paradigmas
comunicacionales y las teorías críticas de la sociedad se encuentran en una
instancia de revisionismos y reformulaciones ante el avasallante impacto de las
Nuevas Tecnologías de la
Información y la Comunicación (NTIyC) incorporadas a los procesos
tradicionales de producción material (capital) y simbólica (Cultural) de las
sociedades postindustriales.
Como veremos más adelante las pautas epistemológicas, y
las teorías formuladas en distintos análisis sobre los medios de comunicación,
la cultura de masas y la industria del ocio se han venido desarrollando desde
las primeras décadas del siglo pasado y precisan, y así lo describiremos de un
permanente trabajo de investigación y profundización que actualice las
conclusiones a los imparables avances tecnológicos, a los desarrollos
económicos y sociales, a las transformaciones culturales y como hemos
anticipado a las consecuencias de la globalización.
Por si los retos anteriores no fueran de una magnitud
enorme se presenta en el horizonte, o quizá se encuentra ya entre nosotros, un
nuevo reto en todos los ámbitos; el salto de economía emergente a potencia
hegemónica mundial de la Republica Popular
China.
Convivimos con ciudadanos chinos, nos relacionamos con
sus negocios, en los medios de comunicación nos hablan de su poderío económico,
de sus logros tecnológicos, de sus proezas en las olimpiadas y de su
nacionalismo de nuevo cuño “confucionista”; sin embargo sabemos poco de su
cultura, de sus medios de comunicación y su estructura de pensamiento social.
En realidad vivimos sin entenderles y salvo que nos compren deuda soberana, les
compremos bienes baratos o cuando nos fijamos en que ven programas de
televisión, leen periódicos o hablan en su idioma, ¡y nos sorprende! no les
prestamos mucha atención. Quizá todo esto deba cambiar y la atención de nuestra
inquietud, la curiosidad de nuestro saber y la actualización de nuestra futura
forma de vida no pueda sustraerse al conocimiento y la reflexión de qué está
pasando en la República
Popular.
Para acercarnos a esta realidad, expondremos en los
páginas de este trabajo una breve argumentación del devenir la China actual, buscando
pistas es su pasado más cercano y en su carismático líder Mao Tse-tung, así
como poniendo especial atención en el manejo y evolución de sus medios de comunicación,
y por ende en su uso de la información antaño y en nuestro contexto de aldea
global, sin olvidar anotar su apabullante progreso económico como Estado. Como
conclusión, aportaremos una idea fundada en estos hechos de cómo ha afectado
este contexto a la cultura y sociedad china del “aperturismo”, ayudar a
comprender cómo una de las civilizaciones más viejas del mundo se esfuerza, a
través de un presente efervescente, a convertirse en la más nueva, y cuáles
pueden ser las consecuencias futuras, en un mundo de convulsiones sociales
donde la información se ha convertido, aún más si cabe, en la verdadera moneda
de cambio y en el arma para vencer al sistema conocido.
La
vieja China
Las bases de la China
actual: La China de la Revolución y el pensamiento Mao Tse-tung
Como exponíamos líneas más arriba, para comprender el
presente de la República Popular China, hemos de hacer resumen de lo acontecido
dentro de sus fronteras entorno a la mitad del siglo pasado, especialmente tras
la II Guerra Mundial. Periodo sin duda dominado por las revoluciones culturales
del “gran proletario” chino y de su creador Mao Tse-tung.
Y es que la segunda revolución china, que se desarrolló
entre los años 1966-1970, eclipsó a la primera, que triunfó en 1949, dando los
primeros pasos de la China Comunista. En todos los horizontes del pensamiento,
en los sectores económicos, así como en la vida cotidiana de su sociedad, el
pueblo chino se anexionó a esta nueva línea divisoria.
Esta revolución
“grande” y “proletaria”, fue interpretada desde Occidente (Y así sigue siendo)
como un movimiento político, cuyo único objetivo era terminar de cimentar los
ideales comunistas, del que fue un país satélite de la URSS, aunque casi
independiente de las directrices de Moscú. Pero nada más lejos de la realidad,
ya que también y ante todo, fue una Revolución Cultural, hecho que Occidente abrevió
al máximo o no quiso entender.
La Revolución Cultural significó la organización de la
sociedad. No se entendería nada del objetivo de esta revolución (De hecho, no
se entendió) si se pensara que su único objeto era la de reajustar las aspectos
de la vida política china, como hemos comentado. Esta se centró en construir
una nueva civilización compuesta de una sociedad nueva.
El escritor Kuo Mo-Jo
definió la Revolución Cultural como “el
movimiento mediante el cual el pensamiento-maotsetung, esa bomba atómica
espiritual de ilimitada potencia, ha hecho saltar en pedazos las barreras que
detenían el curso de la revolución: Las que la liberación había dejado
subsistir y las que el revisionismo intentaba reconstruir”.
La revolución fue un
enfrentamiento entre las ideas “antiguas” y “modernas”. Sin embargo, esta
explicación como medio de propaganda, que desde nuestro conocimiento y punto de
vista occidental y democrático actual puede ser entendida como una manera de
crear el oscurantismo generalizado en las masas, iba encauzada por caminos distintos,
que tal vez nos fue difícil comprender. Y es que precisamente con lo que se
pretendía “romper” era con el oscurantismo, arrancar al pueblo del
subdesarrollo: Extender la higiene personal para prevenir o descubrir las
epidemias; se realizaron campañas a nivel nacional para enseñar a leer; se
consiguió sustituir las costumbres del matrimonio feudal por las prácticas
codificadas por una nueva ley del matrimonio etc.
Como explicábamos, la Revolución Cultural tuvo un gran
protagonista: Mao Tse-tung y su pensamiento “colaboracionista nacionalista”, en
el cual nos centraremos en su análisis.
Antes del triunfo del maoísmo de la mano de los
revolucionarios Chaing Kai-shek, Wang Ching-wei y el propio Mao, China se encontraba
dividida en tres Gobiernos Comunistas, que se repartieron el territorio a
voluntad, en completa situación feudal. En las tres zonas reinaba la fuerza del
más fuerte, y esta pertenecía al terrateniente, que explotaba las tierras a su
discreción, dando empleo, comida, seguridad y “vida” a quien lo deseaba. Es
decir, como relataba el escritor revolucionario kuo Mo-Jo, antes mencionado, “una minoría de sibaritas terratenientes
ligados al extranjero, solo dejaban dos caminos al resto de la población: Aceptar
las corrupciones generalizadas o la lucha por la pureza; aceptar la degradación
progresiva de la “antigua” Revolución, o rechazarla, aceptando la Revolución
Cultural y su violencia”.
Pero desde nuestra educación occidental, ¿Cómo podemos
afirmar junto con Kuo Mo-Jo que la única solución para la desganada nación
China era adherirse a la doctrina comunista más radical en esencia? Razonaremos
la respuesta. No afirmamos que el comunismo del tipo maoísta fuese el único
camino practicable para la reconversión de un país feudal y subdesarrollado
como China a una gran nación; sino que el único que estuvo dispuesto a realizar
los cambios y ajustes necesarios fue este pensamiento-maotsetung, empleado esta
ideología política ligada a este momento histórico.
La Revolución dio a los chinos, no solo libertad
colectiva, de la que se hallaban privados por las anteriores reformas, sino que
entregó al pueblo libertad “individual”: Por ejemplo, como hemos explicado,
liberó a los campesinos pobres de los terratenientes, al pueblo de la miseria
con los nuevos planes agrícolas y
reparto de alimento etc. Pero ante todo Mao se preocupó de asegurar a China el
máximo de armonía en pensamiento político, y por ende social. Restableció el
equilibrio interno de la sociedad, otorgando seguridad, confianza y dignidad al
proletariado, convirtiendo un enorme colectivo de trabajadores “individuales”,
en una masa compacta y fiel.
Sin embargo, este progreso social de unión, que más
tarde se transformó en progreso económico y cultural, tuvo como daño colateral
fundamental un poder imprescindible para “formar” a la nueva sociedad creada:
La información.
Formar, más que informar
El criterio de la información en China no fue la
realidad, sino la utilidad. Patrón que ha llegado a nuestros días en el uso
comunicativo que se da a la información, especialmente del exterior, en la
República Popular China moderna.
Planteemos la siguiente pregunta ¿No puede servir una
noticia para la formación del espíritu del público? La historia contemporánea
nos ha mostrado que si, con ejemplos tan comunes como la propaganda nazi de
Adolf Hitler y Hernit Schifler, la propaganda de agitación política de Lenin y
Stalin, así como las estratagemas informativas de manipulación de los bloques
occidental y comunista de la Guerra Fría y con especial mención en los estudios
de manipulación e influencia de los medios de comunicación en la denominada
Mass Comunication Reserach.
Para el mundo occidental de la época, acostumbrado al
atropellamiento de la “última hora” o de la “edición especial”, el trato
informativo de los pocos medios chinos existentes, sería como caer en el más
profundo de los olvidos. Sin embargo, el trato y uso que recibía la información
en esta nación por parte de los medios de comunicación y del Estado, se alejaba
de una mera manipulación “ordinaria”. A la información se la orquestaba a
placer, eligiendo el momento más propicio para su publicación y la mejor
presentación.
Con frecuencia, los medios chinos revelaban las
noticias de interés a la sociedad con un inexplicable retraso. Por ejemplo, la
famosa proeza natatoria de Mao del 16 de julio de 1966, nadando 14 kilómetros
del río Yang-tse en sesenta y cinco minutos, solo fue hecha pública nueve días
después ¿Se esperaban circunstancias favorables en la nación para su
explotación, o simplemente no se quería dar a conocer? en tal caso ¿Habría Mao
autorizado su publicación para el día 25 de julio por algún motivo en concreto?
Estas preguntas son solo especulaciones planteadas en la investigación de este
trabajo sobre el trato que la información recibía en la china revolucionaria.
Mas, precisamente en esta investigación plantea, desde Occidente, en concreto
en España, se dio una versión distinta a esta noticia. En concreto el diario
ABC del 28 de julio del mismo año 66, publicó la noticia de la proeza natatoria
de Mao alegando que su propósito era ocultar el mal estado de salud de Mao,
dando a entender “que aún es un superman
a sus sesenta y dos años de edad”.
Pero sin embargo, este fue un patrón, de ocultación y
manipulación informativa, que se repitió en innumerables ocasiones. Para
demostrarlo, citaremos otro ejemplo en consonancia a lo expuesto en el apartado
anterior, la Revolución Cultural China, en cuanto a su franqueza informativa.
Se esperó exactamente un año para dar a conocer el acontecimiento que
constituyó el primer signo de la Revolución Cultural: La disolución, el 16 de
mayo d 1966, de una comisión encargada de una refundación completa de la
enseñanza y cuyas propuestas fueron juzgadas como incapaces de hacer
verdaderamente popular el régimen de estudios.
Toda opinión contraria a la que se deseaba difundir era
censurada o presentada bajo una luz desfavorable, para fomentar así su rechazo
por la ciudadanía. Como comentaba un líder revolucionario chino de la provincia
de Chekiang, en una de las pocas entrevistas que se consiguieron en la época a
algunos de los miembros del Partido Comunista Chino, “toda información es pasada por el cedazo de la política. Si
descubrimos en nuestras filas las tendencias revisionistas o
contrarrevolucionarias, no se consolidaría la dictadura del proletariado. La
política debe estar en los puestos de mando, y en la información”.
No se trataba de llevar al conocimiento de los chinos noticias con las que
pudieran llegar a sentirse manipulados, sino que se trataba de “explicarles” lo que podían hacer para contribuir
a la revolución y elevar su conciencia revolucionaria. La propaganda se
concretaba en hablar al corazón de las masas, ya que en aquella China, no se
trataba tanto de informar como de formar. Explicar,
encontramos aquí la palabra clave.
Los grandes dirigentes del Partido basaron el manejo
propagandístico de la información en explicar a la recién salida sociedad china
de la ignorancia feudal, cómo debían ser sus nuevos patrones sociales y la
forma de entenderlos. Y para ello, se valieron de todos los métodos y medios
disponibles en la época, de los cuales destacaremos algunos a continuación.
·
Prensa
escrita de formación social
¿Cómo fueron las rotativas y las sedes de los
periódicos durante este periodo? Pocos y controlados por el Partido único de
Mao. De hecho, el medio del que reportaban todos los demás periódicos u hojas
informativas era El Diario del Pueblo,
publicado por primera vez el 15 de junio de 1948 en Pingshan, aunque las
oficinas se trasladaron a Pekín en marzo de 1949 donde fue declarado diario
oficial del Partido en agosto de ese año.
Las ediciones diarias de este periódico se sucedían y
se asemejaban unos a otros. Tirados en cuatro millones de ejemplares, se
trataban más de una gran editorial del Partido, que de un medio informativo. En
cuanto a lo referente a “información” nacional se solían abordar temas como el
gran salto adelante en producción agrícola e industrial, aunque nunca se
aportaban datos económicos literales, así como los resultados de encuentros
deportivos del país y los progresos de la nación en varios campos, como la
medicina. Por otra parte destacaba la elaboración de reportajes sobre “héroes”
del trabajo, secciones en las que se presentaban casos de obreros, trabajadores
o familias humildes desempeñando sus tareas diarias como ejemplos ideales de
comportamiento social. También eran habituales la transcripción completa de los
discursos de los granes dirigentes del Partido, así como los del propio Mao,
como cartas dirigidas a todos los ciudadanos chinos.
Referente al trato informativo de las noticas del extranjero, solo eran dadas a
conocer en El Diario del Pueblo aquellas
que eran favorables a las tesis de la China maoísta: El desarrollo del viaje de
personalidad o delegaciones extranjeras en el país, así como las declaraciones
en la ONU relativas a China.
El
Diario del Pueblo desempeñó el mismo papel
que tuvo el diario ruso Pravda durante
las primeras décadas del comunismo en la URSS, a saber, dar el tono al resto de
la prensa. De hecho, en los periódicos de provincias, que no se solían publicar
a diario, reproducían los mismos temas que había tratado y destacado su hermano
mayor. La prensa escrita era un reflejo exacto de las voluntades del Partido y
de su jerarquía, para lo cual fueron creados. Pero no fueron los únicos medios
que se emplearon como elemento de propaganda política y como herramienta de
manipulación de la información.
·
Consignas
y eslóganes: El periódico convertido en cartel
El Diario del Pueblo y
otras hojas de información no solo eran impresos y publicados en las famosas
sabanas de papel de la época, sino que se convertían en carteles fijados en los
lugares públicos donde mayor era la aglomeración de ciudadanos. En China, la
ideología era un elemento más del paisaje. En
universidades, entradas a fábricas, en avenidas comerciales done los ciudadanos
realizaban sus compras, en escuelas, en los puertos de mercancías, el cartel
reinaba como dueño y señor.
De manera casi genérica, estos carteles estaban
llamados a proclamar las consignas y preceptos de Moa Tse-sung y su famoso
“Libro Rojo”, con frases incendiarias y propagandísticas como: Aplastemos al Imperialismo; ¡Vivan los
planes quinquenales!; Economicemos los alimentos; etc.
También era habitual ver convertido en cartel las
noticias de “interés” para el partido, pegados en las fábricas, plazas, o
lugares de tránsito habitual de los ciudadanos chinos. El objetivo era
socializar entorno a los ideales de Mao a los componentes de la nación. Una
escena repetida a diario en las fábricas y en el campo era ver a los obreros,
durante su descanso, leer juntos los carteles-periódicos, estratégicamente
colocados en paredes o puertas de los lugares de trabajo para su lectura informativa.
En esta línea, el que se convirtió en el medio más
poderoso para la manipulación informativa, fueron los altavoces. Estos fueron
para la China de la época, como los transistores para los occidentales.
Aullaban en las zonas públicas de las ciudades los eslóganes del partido, o se
leían las noticias de El Diario del
Pueblo en las fábricas, mientras los obreros realizaban sus rutinarias
tareas. Y de esta misma manera, una red de altavoces, conectados con la radio,
barrían los campos de cultivo de arroz, en donde trabajaban los aldeanos de los
pueblos más alejados de las ciudades.
·
Radio
y televisión
Como comentábamos en el apartado anterior referente a
los altavoces, la radio se convirtió en el referente informativo de para educar
a las masas. Funcionaba a todas las horas del día y de la noche, y estaba
presente en todos los hogares, porque se trataba de un electrodoméstico barato
y accesible a todos los ciudadanos. La principal emisora, que repetía sus ondas
desde su inauguración en Pekín en 1958, era una “franquicia” operativa de la
Unión Soviética, quien cedió su tecnología a la aliada China para su
construcción e implantación en el país.
A diferencia de la rado, la televisión, aunque
disponible en los grandes almacenes del momento, se trataba de un “capricho”
caro para la población (Unos siete salarios mensuales de un obrero o un año de
un empleado agrícola).
¿Por qué esta diferencia de precio, y por tanto de
accesibilidad, entre estos dos aparatos electrónicos? Porque, a diferencia de
la radio convencional, la televisión ofrecía la ventaja de poder transmitir
imagen y sonido unidos, lo que convertía a la televisión en el objeto ideal
como medio propagandístico para el partido. Es por ello, que en vez de
facilitar su compra a las masas, se reservó su uso “encubierto” a la
visualización colectiva en hogares culturales de empresas o de comunas
populares habilitados por el Partido.
¿Cuál era la parrilla diaria? Documentales de estudio
sobre el pensamiento maosetung; charlas sobre higiene en el hogar y en el
trabajo; informes y documentales sobre los últimos avances de la nación en
campos como la industria, la agricultura o la medicina; reportajes sobre
estudiantes, trabajadores o profesores ejemplares. En cuanto al cine, eran
habituales las emisiones de películas de producción nacional, con temas
relacionados con la guerra civil o la resistencia contra las invasiones
japonesas. O incluso películas históricas extranjeras, cargadas de señas
ideológicas y propagandísticas, como El
acorazado Potemkim o Lenin y la
Revolución de Octubre.
Pero el plato fuerte del día eran los informativos, que
se emitían a las horas clave en las que las personas se reunían alrededor del
televisor en los mencionados centros culturales o espacios comunes, habilitadas
por el gobierno como zonas de recreo colectivo. Los informativos eran breves y
se centraban principalmente, como lo hacían los periódicos, en “noticias” de la
nación, ya que de nuevo lo que se buscaba era el control ideológico de la masa.
Sin embargo, la ventana
hacia el exterior que suponían la emisión de las pocas informaciones del
extranjero que pasaban los filtros del Partido, eran recibidas por el pueblo
como una ruptura con su rutina diaria. Era la ventana hacia los países
occidentales, donde triunfaba una idea de felicidad consumista denominadas
democracia y capitalismo.
Estas fueron las notas finales del aperturismo chino, “la
Revolución Cultural”, y los primero pasos de la China actual. Pero como hemos
comentado anteriormente, tenemos que alejarnos de nuestro punto de vista
occidental en el contexto de la época, para comprender como fueron estos
primeros pasos de la gran nación China para convertirse en la potencia
económica dominadora actual.
Hemos repasado en los párrafos del bloque anterior,
dedicados a la China de Mao, que la intención de esa revolución social,
política y cultural, no fue tan solo un elemento ideológico de sometimiento de
masas ante el pensamiento único del Libro Rojo. Aunque destacados durante esta
investigación los aspectos dedicados al trato manipulativo de la información,
también hemos analizado que se trataba en el leitmotiv del argumento preparar a
la subdesarrollada nación China para el advenimiento de un nuevo mundo, en que
debería encajar para sobrevivir lo más rápidamente posible.
En los próximos apartados veremos en lo que se ha
convertido este gigante y como la mezcla de ideas de su aperturismo
internacional ha afectado tanto a su ideología, forma política de estado,
sociedad, gracias entre otros aspectos a la llegada de “información” en forma
de mundo globalizado.
La nueva China, el despertar de un gigante
dormido
China,
El dragón rojo “capitalista”
Las cifras de la gigantesca nación China apabullan más
allá del imparable crecimiento económico. En materias como salud, energía,
agricultura, comunicación, transporte, nuevas tecnologías, información y
ciencias básicas son espectaculares. Con una población que supera los 1.300
millones de personas (cuatro veces la de EE.UU y dos y media la de la Unión Europea) dedicando cuarenta
millones de sus ciudadanos a trabajar en campos relacionados con la Investigación y el
Desarrollo, I+D.
Entre los años 1996 y 2006, los gastos en investigación
científica se multiplicaron por siete, llegando a invertir el 1.5% de su PIB, siendo
contra lo que pudiera pensarse el primer inversor mundial en energías verdes.
Durante los próximos cinco años La República Popular
invertirá un billón y medio de dólares en alta tecnología. Una inversión para
preparar el futuro.
La siguiente anécdota traduce la imagen que el gobierno
chino mantiene de las circunstancias actuales, durante la cumbre Asean 2009 en
Phuket (Tailandia), los vecinos de China se quejaron de la ideología
sinocéntrica de Pekín; entonces, el ministro de Asuntos Exteriores, reprendió a
los diplomáticos tailandeses de forma ruda: “Por favor, recuerden todos hasta
qué punto su bienestar económico depende de nosotros”. Que el resto del mundo
también está variando su percepción de la realidad lo demuestra el hecho de que
cuando advirtió a los participantes en la celebración de la concesión del
Premio Nobel de la Paz
al disidente Liu Xiabo, nada menos que quince naciones faltaron a la entrega
del premio en Oslo, entre ellas se encontraban Rusia y Arabia Saudí.
Tenemos tendencia a pensar, y así lo manifestó el Jefe
del Estado y del Partido Hu Jintao, que China es la fábrica del mundo, pero es
mucho más que eso; es un país en expansión dentro y fuera de sus fronteras. A
principios de 2011 acumuló reservas de divisas por valor superior a los 2.2 billones
de euros siendo el principal acreedor de los Estados Unidos de América. Éste
nivel de exportaciones que se ha multiplicado por doce en la última década solo
en lo que respecta a África, también exige una estrategia política y de
comunicación.
A tenor de lo anterior
habría que orientarse por la afirmación del Ministro de Asuntos Exteriores
Yang, en pensamiento de Confucio, “un mundo en armonía” como guía política y
esto se traduce en igualdad y democracia para las relaciones y en cooperación y
beneficio mutuo en la economía y en confianza para las cuestiones de seguridad;
en la búsqueda de un progreso común en la cultura.
La China del Siglo XXI y
los tabús de información
Antes de hablar brevemente sobre los medios de comunicación en la China actual, hay
que tener algo muy presente: no nos encontramos ante un país cuyo sistema de
gobierno es una democracia. China es un país de partido único y por eso el
estado, el gobierno, tiene mucha injerencia en absolutamente todo. Los medios
de comunicación incluidos.
Las mayores compañías mediáticas en el país son
estatales y así tenemos en televisión la cadena CCTV, en materia de periodismo gráfico el periódico People’s Daily y una enorme
agencia de prensa, Xinhua, que distribuye información no solo en China, sino
sobre China en todo el mundo.
·
Xinhua,
agencia oficial de China al servicio de los ideales únicos
La Agencia de Noticias Xinhua es la oficial del gobierno de la República Popular China y la mayor
del país. Depende directamente del Consejo de Estado de la República Popular China, por lo que los críticos de la misma la
consideran un instrumento de propaganda del estado. Reporteros Sin Fronteras la han calificado
como la mayor agencia de propaganda del mundo.
La agencia comenzó su andadura en noviembre de 1931 con
el nombre de Nueva Agencia de la
China Roja y cambió su denominación a la actual en 1937. La
sede central se encuentra en Pekín y
estableció su primera oficina en el exterior en 1948. De hecho, es esta agencia
quien en origen comenzó a publicar El Diario
del Pueblo, que hemos analizado en el bloque anterior.
Su situación de privilegio en el entramado político
chino hace que posea más de 10.000 empleados, 31 oficinas en China y 107 en el
extranjero. La mayoría de los medios de comunicación chinos deben
recurrir a sus servicios al no disponer de corresponsales, ni en el interior ni
en el exterior. Además, Xinhua también sostiene diversas publicaciones en seis
idiomas.
Sin embargo, en los últimos años, suponemos en
consonancia con la crisis económica, se ha dado una progresiva reducción de las
ayudas estatales a la agencia, que han quedado en el 40% de los costes,
obligando a Xinhua a buscar alternativas de financiación con servicios en relaciones públicas, construcción y
servicios de información empresarial.
La manipulación de la que es partícipe esta agencia se
ve ejemplificada en el caso del disidente Liu Xiaobo, siguiendo la línea de lo
desarrollado anteriormente. Durante los minutos en los que el comité del Premio
Nobel comunicaba el galardón a Xiaobo, la agencia de noticias estatal narraba
en una nota de prensa al resto de medios del país como una grúa, de fabricación
china, estaba de camino hacia Chile para colaborar en las tareas de rescate de
los mineros atrapados en la mina San José. El mensaje al exterior, de China
hacia el resto del mundo, de este comunicado tenía una intencionalidad clara:
Somos un país capaz, poderoso y con buenas intenciones humanitarias. Sin
embargo, la interpretación que se puede hacer es una lectura completamente
distante de esta intencionalidad: en China todavía reina una estricta censura
sobre aquello que se opone a los principios del estado chino, aquello que pueda
atacar su honor o el sentimiento patriótico de identidad y unidad que intentan
transmitir desde medios de comunicación como Xhinhua.
·
CCTV:
la Televisión China ¿para todos?
Como exponíamos, en la comunicación Pekín reconoce que
sus propias noticias, producidas por sus propios medios de comunicación, son un
método eficaz para influir en la opinión pública mundial.
De ésta forma se dio que recientemente, la Administración
estatal de radio, cine y televisión de China (SARFT - State Administration of
Radio, Film, and Televisión en inglés) en una especie de jornadas abiertas, mostró
a periodistas de muy diversos países la forma en que manejan sus medios
audiovisuales, confirmando que nada se emite en vivo. El control de esa inmensa
red mediática es minucioso y sobre todo, pretende que los mecanismos de censura
se apoyen en su aliada principal: la tecnología aplicada al control.
La propuesta “académica” de esta apertura a medios
extranjeros, fue repensar las bases y los conocimientos periodísticos de cada
participante, estudiar la estrategia y la planificación de medios de China y
visitar algunos medios de este país para contrastar el discurso con la
realidad.
Las autoridades chinas se muestran permanentemente
interesadas en convencer al mundo que China no es un país subdesarrollado. Por
el contrario, uno de sus indicadores más evidentes es la desigualdad entre
ricos y pobres y los problemas que tiene el gobierno para llegar a los sectores
más excluidos de la sociedad. Una de sus grandes preocupaciones es la imagen
que dio China al mundo a través de las Olimpíadas, porque la grandiosidad de
las inauguraciones creó la idea de una China que como totalidad no existe, un
país que se divide en dos: La franja de costa al mar de China (El Cantón de
China), con ciudades como Pekín, Hong Kong, Xiamen (Ciudad turística por
excelencia), y otra que sitúa en el centor y sur del extenso país, donde
predomina la población dedicada a la agricultura, ofreciendo un salto social,
tecnológico y cultural enorme. Es por ello que China ha centrado un gran
esfuerzo en los medios de comunicación desde la "apertura" en 1978,
convirtiendo en el país con un desarrollo mediático más acelerado en las
últimas dos décadas, aunque sólo haya sido a nivel estatal.
Zuh Hong, Director de la Oficina de Administración del
SARFT y su portavoz, manifestó el interés del gobierno chino para que sus
productos audiovisuales tengan mayor visibilidad. La quinta parte de la
población mundial está en China. Sin embargo, los productos periodísticos
chinos son prácticamente desconocidos en el mundo occidental. Por otra parte,
en la industria cinematográfica (donde están terceros tras India y Estados
Unidos) no están interesados en ser primeros. Para China, el desafío en la
industria del cine es competir con producción de calidad.
Si bien los medios pertenecen al estado, la televisión
china se autofinancia a través de la publicidad. Sólo las teleseries
(telenovelas o Soap Opera) solventan el 70% del presupuesto de la televisión
china. El grado de popularidad de este producto televisivo indujo al gobierno
chino a decidir incluir contenidos educativos dentro de las teleseries y en
este momento los productores y diseñadores de contenidos están trabajando en el
diseño de estos programas de "entretenimiento educativo" aplicados a
la realidad de China.
El gobierno es responsable y plenipotenciario en la
decisión última sobre los contenidos emitidos en televisión y radio. En cada
medio de comunicación el director es el responsable de la programación, bajo la
directa supervisión del SARFT que es el organismo estatal de control. Al ser
consultadas las autoridades del SARFT sobre qué tipo de contenidos no pasan el
control estatal, la respuesta ha sido siempre: “todo lo que atente contra el
espectador y el interés general y todo lo que va en contra de las normas de
SARFT y de las leyes de China”. Es más, Cao Ri, subdirector de CCTV 9 (el canal de la cadena
CCTV que emite en varios idiomas porque es el canal de información
internacional) dijo no haber leído nunca tales leyes y que por tanto desconoce
el detalle de su contenido prohibitivo. La justificación del control se sustenta
en un discurso monolítico y uniforme: la población china es muy grande y para
sustentar el orden y evitar el caos, el control es indispensable.
Sin embargo, las autoridades chinas han reconocido que
a nivel de medios es necesario flexibilizar algunas normas, porque la censura
de contenidos previa a la emisión imposibilita la competitividad. Mencionaremos
un ejemplo sobre estas “carencias” de libre emisión de en su sistema de
comunicación e información: un campesino, que fue testigo de un accidente aéreo
reciente dentro de las fronteras chinas, fue el primero en notificar sobre este
accidente de avión, mandando la información a través de un domino web muy
famoso en China. Por otra vía, este dato llegó a un periodista que lo sometió a
los sistemas de control estándares del país para poder realizar el comunicado internacional.
La autorización se demoró más de tres días y cuando finalmente la noticia fue
enviada al exterior la prensa del mundo creyó que era un segundo accidente de
aviación, porque el primero ya había sido tratado por vías o mecanismo no
oficiales.
El público objetivo de CCTV 9 ha dejado de ser la
población de China, y hoy la dirección del canal apunta al público extranjero
dentro y fuera del país. Buscan competir con CNN y la BBC. De hecho ya cuentan
con 29 oficinas en grandes ciudades del mundo, y el año pasado lanzaron CCTV en
castellano. Como la televisión no representa en esencia lo que es la televisión
en sí misma, sino que hablar de medios de comunicación es hablar de política y
de fuerza nacional, para la administración de China cualquier intercambio de
programación o de señal televisiva con el exterior depende de las negociaciones
que se realicen con el gobierno y no con las autoridades del canal y mucho
menos con los productores de los contenidos.
Tras las consultas de algunos periodistas extranjeros
que acudieron al llamamiento de este medio de comunicación sobre la distancia
entre el discurso de apertura mediática y las medidas reales tomadas por el
gobierno chino en esa dirección, el vicepresidente de CCTV 9, afirmó que un
ejemplo de este aperturismo es que hoy tienen presentadores de noticias de
diferentes nacionalidades. Lo cierto es que este argumento constituye un cambio
radical que habría sido impensable no demasiados años atrás. Pero no sólo se
quedó en la imagen de CCTV. El subdirector de CCTV 9 sorprendió a su audiencia
cuando dijo: "creo que CCTV no está haciendo las cosas bien en términos de
noticias, pero las noticias tienen su propio criterio en China. Estamos trabajando
y lleva tiempo. Recibimos quejas de los espectadores porque los oficiales del
gobierno aparecen demasiado en la pantalla".
Pero, al mismo tiempo, los
altos cargos de medios como CCTV denuncian una y otra vez una campaña mediática
de desprestigio a China dado que la información que manejan las cadenas
internacionales omiten los pasos que China está dando hacia la apertura y no muestran
todas las caras de esta nueva imagen del país. Las autoridades del gobierno
chino coinciden en que, más allá de intencionalidades, hay un problema
estructural en la prensa extranjera que es la falta de comprensión de la
sociedad, la cultura y el sistema político chinos, lo que deriva en críticas
que terminan estando basadas en la ignorancia y no en la malicia. Un caso paradigmático
de este fenómeno, pero fantástico ejemplo de lo que venimos hablando en este
párrafo, es la política de control de natalidad que es calificada por el mundo
occidental como violadora de los derechos humanos, cuando dentro del país se
entiende como una medida necesaria.
Y aunque socialmente,
ciertas medidas políticas como la mocionada de la natalidad estás acogidas sin
problemas entre los ciudadanos chinos, hay muchas otras medias referentes
principalmente a la censura de información que no son aceptadas, y por las que
existe una guerra abierta entre el gobierno chino y su población. Hablamos sin
duda de las ya adscritas a este mundo global redes sociales, de las que
pondremos un ejemplo acontecido hace pocos meses.
El
“Twitter Chino”, Weibo, como un carnet por puntos
Weibo, como se llama el sitio web de microbloger en
China y que en esencia se asemeja en prácticamente cada una de sus
características y funciones a Twitter, tendrá desde ahora 8 prohibiciones
esenciales que los más de 300 millones de usuarios chinos tendrán que respetar
si no quieren ser expulsados de la red social.
Así, esta empresa “punto.com” de origen chino, ha
decidido imponer una serie de restricciones de expresión a sus usuarios por las
protestas dirigidas hacia la entidad desde el gobierno por los rumores “falsos”
que desde este dominio pueden realizar quien la emplea.
La acción aplicada pues para el control de red social
es la siguiente: cada usuario dispondrá de un total de 80 puntos, que irán
perdiendo si no cumplen con las restricciones que se han impuesto, hasta el
punto de poder ser borrados de la red social de manera definitiva. Así, la
lista de restricciones a cumplir, dada a conocer como “convención de la
comunidad” prohíbe utilizar a los usuarios utilizar el dominio web para:
- Difundir
rumores.
- Publicar
información falsa.
- Atacar
a otros con insultos o comentarios denigrantes.
- Oponerse
a los principios básicos de la Constitución China.
- Revelar
secretos nacionales.
- Amenazar
el honor de China.
- Promover
sectas o supersticiones.
- Convocar
protestas ilegales o concentraciones masivas.
Además,
se añade que los miembros no pueden usar “expresiones indirectas u otros métodos”
para infringir las normas, ya que es habitual que los en usuarios emplean
nombres abreviados o usan claves para evitar ser identificados.
Aquellos
miembros que estén por debajo de los 60 puntos por haber incumplido alguno de
los puntos de la lista, recibirán una alerta desde el servidor. Y si su
comportamiento es adecuando durante un periodo de 2 meses, su puntuación
volverá a subir a 80 puntos.
Nos encontramos por tanto ante una forma de control de
internet en el país asiático. Pero más allá de una simple censura de contenidos
en medios de expresión donde no existe control como internet, a modo personal
diremos que lo que se pretende con medias como la mencionada es: acabar con el
anonimato que ofrecen las redes.
Desde hace tiempo existían “normas”, como ocurría con
CCTV y Xinhua, que apelan por el comportamiento ejemplar de los medios de
comunicación en consonancia con los mandatos del Estado Chino, y que también se
aplicaban para las empresas y medios en internet. Sin embargo, la noticia en
esta ocasión era el sistema de puntos impuesto a los usuarios.
Es más, el gobierno ordenó a Weibo, y a otras redes sociales del país como
Baidu y Tencet, que para finales del presente año se asegurasen de que todos
sus usuarios proporcionasen al medio su verdadera identidad, ya como es
habitual en la red de redes, los internautas utilizan códigos y seudónimos para
expresar sus críticas de modo indirecto, más si cabe en el contexto de
privación informativo de China.
Entre los rumores que han navegado por la red entre
usuarios de estas redes sociales chinas, han molestado de manera especial al
gobierno las relacionadas con un posible asesinato del líder norcoreano Kim
Jong-un. Las redes sociales chinas se vieron obligadas a eliminar todos los
comentarios que hicieran mención de esta circunstancia, mediante un control de
filtro de palabra clave. Es decir, como un filtro parental que un padre de
familia pone en el ordenador de su hijo para que no vea ciertos contenidos.
¿Nos encontramos ante censura informativa, o solo ante
un control por el beneficio final de la población y de la nación? ¿A qué
tienen medio los dirigentes chinos para
“bloquear” las redes sociales? El
aperturismo tanto económico como mediático de China, ha facilitado también la
entra de cambios sociales; cambios en el pensamiento de su colectivo. Colectivo
que antes amaba las directrices de sus líderes como Mao, ya que les ayudaban a
salir del subdesarrollo, pero que ahora no ven reflejados en la forma de estado
actual, desfasa con los tiempos y con el resto de sociedad.
Entonces ¿Cuál es el devenir de la presente y futura
nación China? Este será el punto que analizaremos en el siguiente apartado.
Conclusiones
Presente y futuro de la
República Popular China: El advenimiento de una nueva sociedad
En un país de sistema político con dirección central
única y modelo económico dual, a mitad entre el capitalismo más extremo y el
marxismo aplicando a las finanzas, no podemos obviar una tercera incógnita que
puede dar al traste con el resultado deseado para esta ecuación: una sociedad
que empieza a conocer lo que antes le estaba vetado, que demanda un avance
cultural a gran escala en todos los sectores.
La potencia económica de la República Popular
requiere un continuado aporte de energía y materias primas que le llevan cada
vez en mayor medida a depender de las relaciones de importación y exportación.
Ello supone no sólo una obligatoria apertura al exterior sino una relación de influencia/dependencia de sus socios. Este
intercambio ha forzado la apertura social de China al contacto con sistemas
culturales que le son ajenos y al tiempo nos condiciona a saber y entender su
forma de pensamiento, de cultura y de ocio.
Nos encontramos ante la unión de dos texto diferentes,
pero en un contexto único de mundo globalizado, en una gran aldea global donde
todo está interconectado. Estas relaciones de influencia/dependencia entre culturas y sociedades, con base la
información, que se están dando entre China (Así como la de otras potencias
emergentes) y el resto del mundo “desarrollado”, se asemejan perfectamente a
conceptos semióticos de estudios de la cultura. En concreto en los términos de
la “Semiosfera” enunciada por Yuri Lotman,
que estudió la relación entre los microsistemas con el macrosistema aglutinador
de estos primeros.
Un sistema micro sería la sociedad de la República
Popular China. Y el sistema macro por tanto, haría referencia a la sociedad
globalizada a la que pertenecemos todos. Por cultura dada, son sistemas
opuestos, uno en el que la entrada y salida de información se encuentra bajo el
filtro de la censura, y otro donde cada miembro está interconectado constantemente
a una “interface” de información y
comunicación sin barreras ni topes. Y es precisamente en las relaciones entre
sujetos “opuestos” donde Lotman advierte que se generan las nuevas formas de
entendimiento, nuevos caminos o vías. Una nueva forma de sociedad-cultura se
crearía en base a las relaciones entre “la propia cultura” de ambos y su
enemigo, su opuesto.
Lotman lo ejemplificaba con el esquema de dos esferas
interconectadas, denominando a este ejercicio Dinámica Centro-Periferia. En el centro de las esferas, estaría lo
que por convenio debe ser. Lo novedoso sin embargo se genera en la periferia,
en las fronteras de las esferas, cuando estas se interconectan entre sí. Cuando
esta tendencia de relación entre opuestos aparece, se intenta integrar una
esfera en la otra, y al mismo tiempo se
van expulsando cosas del interior de la esfera, porque pierden la calidad de
innovador. De la misma manera, se van agregando cosas nuevas a las esferas
conectadas.
Se
genera así en este nuevo contexto lo que la semiótica de la cultura ha
denominado un sistema de modelación,
una nueva vía o camino como explicábamos antes. De hecho, como la cultura y las
sociedad son “espacios” compuestos por miles de “conceptos” diferentes, esta se
retroalimenta e innova sobre ella misma. Pero no lo hace ni en un espacio de la
esfera ni en el otro, sino que a mayor cercanía a la periferia, las fronteras,
mayor será su creatividad.
Esta es la situación en la que enmarcamos el presente
de la Nación China. En este momento actual, se está abriendo un nuevo camino de
interpretación social de sus ciudadanos, a los que se les puede censurar su uso
de las redes sociales, como hemos analizado, pero que no tienen ya los ojos
vendados. Cada vez son más los ciudadanos de todo el mundo que viajan a la
lejana China en busca de oportunidades económicas, y que exportan junto con
ellos los ideales de vida de Occidente. Y para esto no existe filtro de
censura. Nada puede impedir ya las conversaciones vía Skype entre un ejecutivo
vestido de Armani de la City of London
y un propietario textil multimillonario de Pekín. Y de hecho, nada impide a
este último comprar las aplicaciones para su SmartPhone del New York Times o del Wall Street Journal, y tener cada día el
último ejemplar. Al alcance de cualquier adolescente con 40 euros que viva en
China, están las antenas parabólicas que conectan con los satélites que repiten
las señales de las cadenas de todo el planeta, y de esta manera ver canales tan
tabú allí como la Mtv. Este mismo
adolescente o cualquier otro ciudadano con acceso a internet, pueden descargar
cualquier contenido gracias a los servidores extranjeros de almacenamiento de
datos. Todo ello gracias a las capacidades de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (NTIyC).
Estamos ante dos mundo distintos que se interconectan. Sus fronteras comienzan
a solaparse unas con otras, y ambas sociedades descubren novedades que antes
les eran ajenas.
Es precisamente por ello, y volviendo a la forma de
relación económica de esta nación, que ya hemos definido su propuesta y deseo de
armonía mundial. Pero sin embargo no podemos obviar que su propio pueblo se
encuentra en una situación de desplazamiento hacia una creciente clase media
cada vez más exigente, hecho que preocupa mucho a los dirigentes del Partido
único, pero que ni mucho menos molestas a los empresarios chinos y menos aún a
la prácticamente entera sociedad. Las exigencias giran en torno al respeto a
los derechos humanos y por tanto demandante de libertad de pensamiento y de creación
cultural y artística. Ambos condicionan una necesidad creciente de libertades
de expresión y de oposición a métodos de censura.
En alguna ocasión he podido leer en prensa, o escuchado
en secciones especiales de radio y televisión, que este aperturismo “social” de
la nación del lejano oriente es fruto de un rechazo a los ideales de China, y
un abrazo absoluto a las clases de vida occidentales, donde reina la
democracia. Mi reflexión personal relacionada con los datos expuestos hasta
ahora es que esta conclusión, ofrecida en medios de comunicación, es muy
superficial. Existe una implicación cultural y patriótica en este asunto. Es
decir, aunque como comentábamos en la introducción, nos resulta extraño
observar a ciudadanos chinos en España, esta sorpresa cada vez es menor. De
hecho, en nuestra propia facultad de
Ciencias de la Información vemos a diario a alumnos de este país, que viene a
formarse entre nosotros. ¿Invasión silenciosa? Muchos lo denominan así. Personalmente,
considero que estas personas son “la novedad” de la semiosfera de Lotman. Son
el detonante de la revolución social y cultural que se está dando en China
ahora mismo. Son el torrente de información nueva que suministran a sus
familiares, amigos y conocidos cada día que hablan con ellos a través de las
nuevas tecnologías, y les expresan como funciona todo más allá de la Gran
Muralla.
Estos jóvenes formarán parte del colectivo chino de
“jóvenes enfadados”, compuesto por principalmente estudiantes en el extranjero que
se enorgullecen de ser chinos, que desean no convertir al resto del mundo en
China, sino ver convertida a China una parte más del mundo. Desean que las dos
esferas (sistemas) se unan y den a luz una nueva forma de sociedad y cultura.
Y es que parece que el mundo (en sí, la información que
nos dejan tratar) se divide en el enfrentamiento de estos dos bloques, la
decadente occidente y las nuevas potencias del BRIC. Y así en lo referente a lo
político-económico. Pero ¿Y en lo cultural? ¿Y en lo social? Es precisamente en
estas dos líneas donde debemos observar si queremos vislumbrar el cambio de
actor predominante de nuestro sistema.
Uno
mismo se atreve a englobar el presente de esta agitación social china dentro de
los famosos movimientos sociales contemporáneos. La sociedad actual se
encuentra saturada. Raro es el día que no se expongan los desajustes sociales,
las desigualdades que ha producido la aldea global, así como una crítica al
estado de bienestar que tanto enamoramiento social a producido en los últimos
dos siglos. Consecuencia de esta saturación son la rabia que produce la anomia
cultural de no conocer el porvenir de nuestra colectividad, motivos ejemplo por
los que se ha dado el 15M. Y mismos motivos en los que encontramos el 15M y le
despertar social-cultural de China.
El
devenir futuro de estos movimientos e ideales es, y será, a no muy largo plazo
un cambio social, no por la búsqueda de la mejora laboral ni por la lucha de
los derechos humanos, antaño ya lidiados, sino por la certidumbre que se
respira hoy día en nuestra sociedad, especialmente un nuestro mundo occidental
globalizado.
Con
certeza no conocemos en qué se va a convertir la sociedad china ni los movimientos
sociales, porque de hecho no somos psicohistoriadores de la novela “La Fundación” de Asimov,
capaces de predecir el comportamiento social con 3 milenios de antelación. Y
mencionando a grandes escritores y divulgadores científicos, no podemos dejar a
parte la opinión de José Luis Sam Pedro,
que da forma al prólogo del texto de ¡Indignaos! de Stéphane Hessel,
ha mencionado en varias entrevistas sobre el tema de los movimientos sociales y
la actual crisis, que ante la llegada inminente del capitalismo, con avances
como las cartas de navegación modernas y las armas de fuego, nada pudieron
hacer los señores feudales empleando la protección que les ofrecían los muros
de sus fortalezas. No por falta de recursos o de medios. Tampoco por la
inexistencia de nuevas ideas sobre el advenimiento de un “Nuevo Mundo”
descubierto, sino por la certidumbre que producen acontecimientos como estos en
los cimientos de una sociedad fundada y acostumbrada a un funcionamiento
rutinario. Por el miedo al cambio.
Ante
este razonamiento, recalcamos que nos encontramos ante los primeros pasos de un
cambio global (Una nueva frontera, o sistema de modelación nuevo desde un punto
de vista semiótico) que afectará a todas las esferas de nuestro mundo como lo
entendemos y como lo hemos diseñado. O más bien ante una ruptura, una
discontinuidad con el patrón conocido, un espacio de imprevisibilidad,
producido por la anomia en la que vivimos, que se abre en la línea del tiempo.
Como
reto intelectual, a nosotros que estamos en el campo universitario, nos quedan
pendientes nuevas definiciones de lo público y lo privado desde una visión
holística desde la incorporación de las Nuevas Tecnologías de la Información,
desde un nivel micro en la nueva forma social de China, a un nivel macro que
englobase a los movimientos sociales en toda la esfera y que nos llevase a un
posible entendimiento sociológico, psicológico y cultural del devenir de
nuestra colectividad.
Bibliografía:
- Spence, Jonathan D. “En busca de la China moderna”.
Tusquest, España, 2010.
- Peyrefitte, Alain. “Cuando China despierte… el mundo temblará”. Plaza & Janes,
Barcelona, Noviembre 1974.
- Mattelart,
Armand y Piemme, Jean Marie. “Industria(s)
cultural(es) Génesis de una idea”. Traducción Oscar Lucien.
- Semiótica
y cultura, del texto: Umberto Eco 1991 y 2009;
Del prólogo: Jorge Lozano, 2009; De la traducción: Mario León y Consuelo Vázquez
de Praga, 2009. Círculo de Bellas Artes, 2009, Madrid.
- Lozano, Jorge; Peña-Marín,
Cristina; Abril, Gonzal. Análisis del
discurso: Hacia una semiótica de la interacción textual. Madrid, Ediciones
Cátedra, 1986.
- Giddens, Anthony. Sociología. Madrid, Ediciones Alianza
Editorial, 2010.
Webgrafía:
-
Revista GEO; Nº 292 “China ¿Debemos temer al gigante?”.
Madrid, mayo 2011.
- Hemeroteca ABC, Nº 19.624, jueves 28
de julio, página 18. Edición Andalucía.
Citas:
-
Lotman, Yuri; “Semiótica de la cultura”. Cátedra,
Madrid, 1979. “La semiosfera”.
Cátedra, Madrid, 1996.
-
Sampedro, José Luís; “la vieja sirena”. Destino, España,
1990.
-
Asimov, Isaac; “Trilogía de la Fundación”. La Factoría
de Ideas, Madrid, 2010.
-
Hessel, Stéphane Frédéric;
¡Indignados!. Destino, España, 2011.
Escritor
muy prolífico, fue poeta, dramaturgo y novelista. Escribió también numerosos
ensayos sobre historia, arqueología y cultura china. Tradujo libros de
escritores occidentales como Goethe o Walt Whitman. Desde su juventud, se identificó con las
ideas revolucionarias del Partido Comunista Chino. Tras la proclamación
de la República Popular China en 1949, fue reconocido por el régimen comunista como uno de los principales
autores de China, convirtiéndose en el presidente de la Academia China de las Ciencias.
Fuente: Peyrefitte, Alain. “Cuando China despierte… el mundo temblará”.
Pag 209. Plaza & Janes, Barcelona, Noviembre 1974.
Stéphane Frédéric
Hessel (Berlín, Alemania, 20 de octubre de 1917) es un diplomático, escritor, y
militante político francés. Fue uno de los redactores de la Declaración
Universal de los Derechos humanos de 1948. Su libro, ¡Indignaos! (Indignez-vous!, 2010) ha sido
traducido al español y publicado por la Editorial
Destino, del Grupo Planeta, con prólogo de José Luis Sampedro. Las protestas de España y Francia
que han tenido lugar en el año 2011, así como los movimientos ¡Democracia Real YA! y Movimiento de indignados 15-M, han sido
relacionadas con este libro y las ideas planteadas en él,[ ]debido a ello se conoce a los manifestantes de estas
protestas como indignados.