"Como un sauce al lado de vastas aguas". Ezequiel 17:5

lunes, 4 de abril de 2011

Los bloques que vienen

Por la Resolución 1.973 de  la ONU (Esa magnánima organización que vela por la seguridad mundial) se resolvió mediante la mayoría de los votos de los componentes del Consejo de Seguridad, tanto de los miembros permanentes con derecho a veto como de los invitados, la intervención mediante el uso de la fuerza en Libia para solucionar la crisis “política” que sufre comentado país africano.
Sobre este conflicto nos llega a diario información sobre los últimos incidentes, ataques, los costes que puede significar para cada país, los intereses de los estados sobre el tablero libio etc. tenemos un constante informe de la guerra libia.
Pero poco se ha hablado de la votación de la resolución 1.973. De lo que puede significar. De lo que podríamos leer entre líneas. Así, un humilde servidor se va a prestar a ello dándoles su punto de vista de lo que considero se puede extraer de ella. Que no es poco.
El Consejo de Seguridad, que no es sino que un listado o directorio de las grandes potencias que han marcado y siguen marcando en mayor o en menor medida el devenir de la política y la economía internacional del siglo pasado y del actual, han decidido lavarse las manos o intervenir en el conflicto de Libia en base a los intereses de cada actor.
Pero una cosa estuvo clara. Existen dos bloques, dos divisiones claras entre las potencias que optaron por el “a favor” de la intervención, y las que optaron por la “abstención”. De los 15 miembros del consejo, 10 votaron a favor de la resolución 1.973: Estados Unidos, Francia y Reino Unido, con derecho a veto y miembros permanentes, así como Nigeria, Líbano, Sudáfrica y Gabón, todos ellos países africanos como dato a remarcar, Colombia, Portugal y Bosnia y Herzegovina. Mientras por la abstención votaron los miembros permanentes Rusia y China, al igual que India, Brasil y Alemania.
Prestaremos especial atención a los miembros del G5. Por un lado, las viejas potencias, a las que llamaremos Bloque Occidental: Estados Unidos, Reino Unido y Francia, una alianza con cierta reminiscencia. Y por el otro, las futuras y nuevas superpotencias del BRIC: con Rusia y China como miembros del G5, más India y Brasil. Dos mundos políticos y económicos diferentes. Intereses muy parejos.
Según el Bloque Occidental, especialmente las potencias anglosajonas, la posición activa de intervención que han tomado vela a favor de la Seguridad Internacional, y en nombre de ella derrocar el régimen dictatorial de Gadafi y apoyar a los rebeldes para la consecución de un gobierno democrático. Esto es muy bonito. Sin embargo el temor al triunfo de Gadafi ante este alzamiento rebelde contra su gobierno implicaría una merma de poder en la política internacional de estas potencias. Demostraría la debilidad actual en política internacional de Europa y Estados Unidos. Sin mencionar los intereses de sus empresas en muchos países de la Liga Árabe así como en la propia Libia. Por ejemplo, tanto España como Italia tienen relaciones comerciales directas con Libia por su riqueza en gas. Sin embargo, Francia no. ¿Qué creen que les interesa “garrapiñar” en este mercado tras el futuro fin del conflicto como miembro de la alianza, Favorecer un fantástico gobierno democrático amigo donde reine la libertad de expresión y los derechos civiles o gas y petróleo? Use discernimiento el lector.
Observen los hechos internacionales de la década pasada. La política dirigida hacia el Mundo Árabe por parte de Occidente está plagada de incoherencias. Desde aperturas de mercados amparados en la mayor de las especulaciones como Bahréin gobernado por monarquías absolutistas como los Al Khalifa, idéntica situación a Arabia Saudita y Catar por intereses puramente económicos, pasando por guerras contra dictaduras que ya estaban “designadas” desde mediados de siglo XX pero que ya no interesaba mantener y estorbaban, hasta llegar a bloqueos comerciales “silenciosos” a países como Irán por su política de rearmamento nuclear.
Ante esta falta de criterio y ambigüedad política ante un Mundo Árabe con cada vez más peso en la sociedad internacional, ha hecho que occidente necesitara con urgencia recuperar la autoridad perdida dando un golpe de efecto sobre el tablero de juego árabe.
Pero sin duda quien más atención nos llama es la posición de las futuras dirigentes de la política internacional, las potencias del BRIC. La tesis sobre estas potencias emergentes (Brasil, Rusia, India y China) argumenta que el potencial económico de estas será el más influyente para 2050. Y personalmente, me parece muy razonable dicho razonamiento. En base a esto, estas potencias no “vetaron” la decisión de los países occidentales aun pudiendo hacerlo. Pero tampoco se mojaron al abstenerse, y las cuatro votaron de la misma manera bridándose un apoyo “visible” para el que guste ver entre líneas. ¿Para qué enzarzarse en una guerra contra uno de los países que pertenece a uno de sus mayores clientes, la Liga Árabe? El mercado internacional ruso y chino tiene entre sus grandes cuentas a muchos países de esta zona. Así como también empresas del mundo occidental ¿Por qué, por tanto, ganarse enemigos?
No entran en la mesa de juego, pero no pierden vista de cómo se juegan las cartas. Mientras sus grandes competidores occidentales envejecen y pierden su poder y hegemonía en conflictos como el libio, ellos, el BRIC y sus amistades como México y Corea del Sur esperan pacientemente a ver cómo se desarrollan las juegadas difíciles para intervenir en el momento preciso.
Dos bloques, las viejas potencias y las futuras, con posturas diferentes en un conflicto internacional a la busca de beneficios económicos y diplomáticos. El mundo cambiará de actor principal, pero las reglas que giran alrededor de estos son las mismas.

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